Quizás sea que ya tocaba o que el síndrome pre-Eurocopa futbolera está causando estragos en este país. La cosa es que Berna está siendo desmontada a pasos agigantados.
Todo esto empezó poco antes de mi llegada a Berna, allá por el mes de Septiembre. El parlamento y la plaza situada justo delante han sido remozados (una lástima no poder ver el parlamento sin esa tela plástica que ahora lo oculta).
El centro de la ciudad está tomado por excavadoras y compresores, hordas de obreros trabajan sin descanso pavimentando las nuevas calles, levantando las antiguas, cambiando las vías de los tranvías, ensanchando los carriles bici.
Todo esto empezó poco antes de mi llegada a Berna, allá por el mes de Septiembre. El parlamento y la plaza situada justo delante han sido remozados (una lástima no poder ver el parlamento sin esa tela plástica que ahora lo oculta).
El centro de la ciudad está tomado por excavadoras y compresores, hordas de obreros trabajan sin descanso pavimentando las nuevas calles, levantando las antiguas, cambiando las vías de los tranvías, ensanchando los carriles bici.
La verdad es que, después de haber presenciado las obras de la M-30 acometidas por Herr Gallardón, todo esto se me queda un poco pequeño. Pero viendo a la gente por la calle esto parece todo un espectáculo. No sé si es que la gente realmente no se queja o que no soy capaz de entenderles. No sólo los jubilados, como sucede en España, se arremolinan alrededor de las vallas que protegen las obras. Jóvenes, niños, mujeres vestidas de traje, hombres en chándal...todos se acercan curiosos para ver como piedra a piedra la ciudad está cambiando.
¡Con lo que me gustaba pasear en bici por el centro de la ciudad! Ahora es prácticamente imposible, muchas calles cortadas y otras tantas estrechadas. Así no hay manera.
Supongo que el año que viene, si visito de nuevo esta ciudad podré ver los resultados, mientras tanto no nos queda otra que resignarnos e imaginar como será todo cuando esto acabe.
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