Esta mañana me he encontrado con una pequeña sorpresa sobre la mesa. La empresa para la que trabajo ha decidido regalar a todos sus empleados uno de estos cuadernos (Moleskine) para poder así apuntar todas aquellas ideas que normalmente se van acumulando en post-its, servilletas o papeles fácilmente extraviables. Desde hace ya unos años me he acostumbrado a llevar siempre conmigo una agenda de un tamaño manejable (no como otras que lucen mis compañeros de oficina), para ir apuntando todas aquellas frases que comienzan por : "Ah!! Y que no se me olvide..". Dicen que las agendas nos hacen más vagos, nos esforzamos menos en recordar aquello que tenemos que hacer, sin embargo, la satisfacción que da tener todas las tareas tachadas con un bonito color rojo, eso no tiene precio. Aunque en verdad, pocas veces ocurre.
Moleskine es una marca con matices bohemios, conocidos escritores, periodistas y pintores han usado las páginas de uno de estos cuadernos para realizar anotaciones rápidas, descripciones o bosquejos, que serían el inicio de algunas de sus grandes obras. En un principio ,los Moleskine fueron fabricados en una pequeña librería de la ciudad bohemia por antonomasia, París. A mediados de los 80, se dejaron de fabricar aún teniendo multiples seguidores entre viajeros y escritores. Tuvieron que esperar hasta el año 1996, cuando de nuevo un empresario milanés decidió restaurar la producción del legendario cuaderno.
Yo todavía no he decidio que voy a hacer con el mio, pero quizás lo estrene en mi próximo viaje. Hay que mantener la esencia bohemia, así que nada de manchar sus hojas con siglas informáticas y pseudocódigo.
Moleskine es una marca con matices bohemios, conocidos escritores, periodistas y pintores han usado las páginas de uno de estos cuadernos para realizar anotaciones rápidas, descripciones o bosquejos, que serían el inicio de algunas de sus grandes obras. En un principio ,los Moleskine fueron fabricados en una pequeña librería de la ciudad bohemia por antonomasia, París. A mediados de los 80, se dejaron de fabricar aún teniendo multiples seguidores entre viajeros y escritores. Tuvieron que esperar hasta el año 1996, cuando de nuevo un empresario milanés decidió restaurar la producción del legendario cuaderno.
Yo todavía no he decidio que voy a hacer con el mio, pero quizás lo estrene en mi próximo viaje. Hay que mantener la esencia bohemia, así que nada de manchar sus hojas con siglas informáticas y pseudocódigo.
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