Un 12 de Octubre cualquiera, puedo levantarme y desperezarme a la luz del sol, dar varias vueltas en la cama hasta decidir que un café caliente es la mejor opción para empezar el día. Son las 9.30 de la mañana. Dar un paseo puede ser una buena manera de comenzar un día de fiesta. Un día nacional, un día de franjas rojas y amarillas, de puente para algunos, de paseo para otras.
Es una mañana luminosa y la ciudad "extranjera" es ajena a la fiesta que en otro punto conocido se está empezando a fraguar. Y volverme a casa a tiempo para prepararme puede ser una buena opción. Hay que ir a la embajada, a la recepción oficial, a la celebración de ese otro país lejano. ¡ Por fin un idioma conocido!, aunque todo sea una situación extraña.
Las viandas nacionales se suceden, el vino nos hace sentir un poco más cerce de casa.
Después de una larga tarde de celebraciones, al entrar en casa, quizás sea buena idea escuchar las noticias de ese país de fiesta : "Los Reyes han presidido el desfile militar del Día de la Fiesta Nacional...."
Es una mañana luminosa y la ciudad "extranjera" es ajena a la fiesta que en otro punto conocido se está empezando a fraguar. Y volverme a casa a tiempo para prepararme puede ser una buena opción. Hay que ir a la embajada, a la recepción oficial, a la celebración de ese otro país lejano. ¡ Por fin un idioma conocido!, aunque todo sea una situación extraña.
Las viandas nacionales se suceden, el vino nos hace sentir un poco más cerce de casa.
Después de una larga tarde de celebraciones, al entrar en casa, quizás sea buena idea escuchar las noticias de ese país de fiesta : "Los Reyes han presidido el desfile militar del Día de la Fiesta Nacional...."
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